Pero hablo de aceptación en el sentido
más sutil, es dejar que la vida fluya sin poner resistencia, pero
tampoco es un “conformarse o resignarse porque es lo que hay”.
Aceptar la vida significa comprender
profundamente que todas las situaciones que se nos presentan son siempre
a nuestro favor, aunque a veces no lo entendamos. Debemos aprender que
todo está siempre conspirando para llevarnos al lugar donde queremos
llegar. Cuando comprendes esta verdad, la aceptación llega en forma
natural.
Sin embargo si te sientes víctima de la
vida y las circunstancias se te hace difícil aceptar porque no
comprendes el por qué de las cosas. No comprendes por qué la persona
que amas se va de tu lado, no comprendes por qué te has quedado sin
trabajo, no comprendes… y después de muchos esfuerzos tratando de
recuperar lo que has perdido y dar vueltas y vueltas a la situación, te
resignas, aceptas de mala gana, a regañadientes y solo porque no hay
nada más que puedas hacer. Sin embargo la situación no deja de dar
vueltas, continuas pensando sobre que debiste haber hecho, en qué te
equivocaste, por qué a ti te pasa eso…. Y ese conformismo no es la
aceptación a la cual me refiero.
Muchas personas se hacen infelices a sí
mismas porque no pueden aceptar la vida tal como se está presentando,
viven añorando, recordando, comparando. Mirando lo que no hay o no
tienen en lugar de valorar lo que hay.
La verdadera aceptación es profunda,
proviene del corazón y está presente en cada minuto, dejando que todo
fluya y mostrándonos el mensaje detrás de cada situación.
Aceptación significa que puedes ser
feliz en todas las circunstancias. Observando y valorando lo que tienes
en lugar de quejarse por lo que no hay o de pensar en lo que hubo y ya
no está. Es apreciar el momento y dejarse envolver por el.
Eso es aceptación, es aprender a ser feliz con lo que te da la vida día a día, minuto a minuto, olvidando todo lo anterior.
Terminó esa relación o tu trabajo, tu
situación cambió de alguna manera… deja que todo aquello se marche, no
lo retengas. Acepta que fueron solo un capítulo de tu historia y da
vuelta la página.
Aprende de tus errores y confía que lo que sucedió
era lo necesario para llevarte al lugar donde quieres estar, confía en
la vida, confía en Dios, no eres una víctima sino un ser protegido y
amado siempre. Todas esas situaciones te ayudarán a crecer, te enseñarán
algo y te llevarán sin duda a tu verdadero destino.
Recuerda que siempre tendrás dos opciones aceptar o quejarte y si elijes lo primero tu vida será simplemente feliz.
FUENTE: http://www.aldiaria.com/aceptar-la-vida/
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