martes, 15 de enero de 2013

*MaNuaL PaRa SuBiR MoNTaÑaS


1. Escoge la montaña que deseas subir: no te dejes llevar por los comentarios de los demás, que dicen “ésa es más bonita”, o “aquélla es más fácil”. Vas a gastar mucha energía y entusiasmo en alcanzar tu objetivo, y por lo tanto eres tú el único responsable y debes estar seguro de lo que estás haciendo. 

2. Saber cómo llegar frente a ella: muchas veces, vemos la montaña de lejos, hermosa, interesante, llena de desafíos. Pero cuando intentamos acercarnos, ¿qué ocurre? Que está rodeada de carreteras, que entre tú y tu meta se interponen bosques, que lo que parece claro en el mapa es difícil en la vida real. Por ello, intenta todos los caminos, todas las sendas, hasta que por fin un día te encuentres frente a la cima que pretendes alcanzar.
 
3. Aprende de quien ya caminó por allí: por más que te consideres único, siempre habrá alguien que tuvo el mismo sueño antes que tú, y dejó marcas que te pueden facilitar el recorrido; lugares donde colocar la cuerda, picadas, ramas quebradas para facilitar la marcha. La caminata es tuya, la responsabilidad también, pero no olvides que la experiencia ajena ayuda mucho.
 
4. Los peligros, vistos de cerca, se pueden controlar: cuando empieces a subir la montaña de tus sueños, presta atención a lo que te rodea. Hay despeñaderos, claro. Hay hendiduras casi imperceptibles. Hay piedras tan pulidas por las tormentas que se vuelven resbaladizas como el hielo. Pero si sabes dónde pones el pie, te darás cuenta de los peligros y sabrás evitarlos.
 
5. El paisaje cambia, así que aprovéchalo: claro que hay que tener un objetivo en mente: llegar a lo alto. Pero a medida que se va subiendo, se pueden ver más cosas, y no cuesta nada detenerse de vez en cuando y disfrutar un poco del panorama alrededor. A cada metro conquistado, puedes ver un poco más lejos; aprovecha eso para descubrir cosas de las que hasta ahora no te habías dado cuenta.
 
6. Respeta tu cuerpo: sólo consigue subir una montaña aquél que presta a su cuerpo la atención que merece.Tú tienes todo el tiempo que te da la vida, así que, al caminar, no te exijas más de lo que puedas dar. Si vas demasiado deprisa, te cansarás y abandonarás a la mitad. Si lo haces demasiado despacio, caerá la noche y estarás perdido. Aprovecha el paisaje, disfruta del agua fresca de los manantiales y de los frutos que la naturaleza generosamente te ofrece, pero sigue caminando.
 
7. Respeta tu alma: no te repitas todo el rato “voy a conseguirlo.” Tu alma ya lo sabe. Lo que ella necesita es usar la larga caminata para poder crecer, extenderse por el horizonte, alcanzar el cielo. De nada sirve una obsesión para la búsqueda de un objetivo, y además termina por echar a perder el placer de la escalada. Pero atención: tampoco te repitas “es más difícil de lo que pensaba”, pues eso te hará perder la fuerza interior.
 
8. Prepárate para caminar un kilómetro más: el recorrido hasta la cima de la montaña es siempre mayor de lo que pensabas. No te engañes, ha de llegar el momento en que aquello que parecía cercano está aún muy lejos. Pero como estás dispuesto a llegar hasta allí, eso no ha de ser un problema.
 
9. Alégrate cuando llegues a la cumbre: llora, bate palmas, grita a los cuatro vientos que lo has conseguido, deja que el viento allá en lo alto (porque allá en la cima siempre hace viento) purifique tu mente, refresca tus pies sudados y cansados, abre los ojos, limpia el polvo de tu corazón. Piensa que lo que antes era apenas un sueño, una visión lejana, es ahora parte de tu vida. Lo conseguiste.
 
10. Haz una promesa: aprovecha que has descubierto una fuerza que ni siquiera conocías, y dite a ti mismo que a partir de ahora, y durante el resto de tus días, la vas a utilizar. Y, si es posible, promete también descubrir otra montaña, y parte en una nueva aventura.
 
11. Cuenta tu historia: sí, cuenta tu historia. Ofrece tu ejemplo. Di a todos que es posible, y así otras personas sentirán el valor para enfrentarse a sus propias montañas.


~ Paulo Coelho ~
FUENTE:http://crecercompartiendo.wordpress.com/2008/03/07/manual-para-subir-montanas/

sábado, 12 de enero de 2013

*¿PoR Qué CReeMoS eN eL PRíNCiPe aZuL?



Seguro que más de una vez hemos escuchado decir a las mujeres que el hombre ideal para mi tiene que ser perfecto, un príncipe. De hecho, muchas veces nos empeñamos en buscar a una persona que sea perfecta y que nos cuide por el resto de nuestros días. Eso es un error.





Esta expectativa de creer en el príncipe azul es consecuencia de nuestra propia cultura, de los cuentos infantiles de amor que tanta ternura y admiración nos despertaban cuando éramos pequeñas, y de la influencia de otras personas en la creación de conceptos.

La perfección no existe y se trata de encontrar a una persona que tenga afinidad contigo, con sus defectos incluidos y que complemente tu vida pese a los aspectos negativos. Al final, las personas que valen la pena en nuestra vida son aquéllas que te aceptan tal y como eres.

La creencia en los príncipes azules deriva en parte de los cuentos infantiles de hadas en donde los hombres son románticos, y darían toda su vida por conquistar a una mujer. Esta información entra en nuestro subconsciente y nos hace pensar que es realidad.

Esto no quiere decir que no existan hombres románticos, pero hay que tener en cuenta que la relación no puede basarse en buscar la perfección en la otra persona. Nadie es perfecto y para que la relación funcione hay que basarse en la realidad y en crear una dinámica conjunta.

La familia y los amigos también han podido incrementar la creencia de que existen príncipes azules. Los conceptos del hombre de tu vida, el amor perfecto y encontrar a la persona diez hacen creer que la meta única de nuestra existencia sea encontrar un hombre que nos haga muy felices para siempre. Pero esto se aleja de la realidad, la felicidad depende de nosotras mismas y no tiene sentido dejarle esta responsabilidad a un hombre.


 
Fuente:
Cosas de Mujer
www.cosasdemujer.com
 

martes, 8 de enero de 2013

*ViViR La ViDa


Una cosa es estar vivo y otra muy distinta vivir la vida.

Y es que todas las personas que habitamos la tierra estamos vivas pero, sin embargo, muy pocos somos los que vivimos de verdad.

¿Sabes a qué me refiero?

La mayoría de la gente tan sólo se dedica a transitar por la vida y a agotar el tiempo que le ha sido regalado, haciendo lo mismo día tras día de forma automática, sin detenerse por un instante siquiera a pensar qué es lo que desea lograr y a dónde quiere ir. Es decir, está viva pero no vive.

Entonces, ¿qué es vivir la vida?

- Vivir la vida es tomar conciencia de la gran suerte que tenemos por el simple hecho de estar vivos.

- Vivir la vida es levantarse cada día con el objetivo de aprovechar al máximo cada segundo compartiéndolo con aquellas personas que más nos importan y dedicándolo a lograr lo que deseamos.

- Vivir la vida no es sólo repirar sino que implica soñar y además perseguir nuestros sueños.

- Vivir la vida es tener metas y propósitos que la den sentido.

- Vivir la vida es intentarlo, caerse y levantarse para volver a intentarlo. Así hasta conseguirlo.

- Vivir la vida es esforzarse sin rendirse.

- Vivir la vida es querer ser feliz.

Y tú, ¿vives la vida o simplemente estás vivo?

“Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.” Oscar Wilde.


FUENTE: http://aprendeacaminarporlavida.com/vivir-la-vida/